Es curioso pero el origen del tradicional roscón no tiene nada que ver con la llegada de los Reyes Magos a Belén para adorar al niño Jesús ni nada por el estilo. Su origen se remonta al siglo II a.C., cuando a mediados de diciembre, tras las cosechas, tenían lugar unas fiestas conocidas como las Saturnales. Esta celebración era un homenaje a Saturno, dios de la agricultura y las cosechas, y en ella era costumbre elaborar una torta con miel, frutos secos, dátiles e higos y repartirla entre todos los asistentes. Más tarde se popularizó la costumbre de introducir un haba en el bollo, una legumbre representaba la prosperidad y fertilidad, por lo que se auguraba un buen año para el afortunado que le cupiera en su porción.
Tras finalizar la persecución a los cristianos e imponerse el cristianismo como religión oficial en el Imperio Romano, las celebraciones paganas (entre ellas las Saturnales) fueron desapareciendo, pero no así algunas costumbres como la de la torta que contenía un haba y que con los años había ido adquiriendo la forma de roscón.
El rey Felipe V fue el que introdujo en España el Roscón de Reyes en Navidad
Casi todos los países de Hispanoamérica han incorporado esta tradición navideña
No en todos los lugares se mantuvo la costumbre de comer este postre, aunque sí quedó bastante arraigada en Francia, donde se convirtió en toda una tradición entre la aristocracia y realeza gala y en la que adquirió gran parte de su actual popularidad. Las familias se reunían para comerlo y ver quién era el afortunado al que le salía tal preciada legumbre, comenzando a ser conocida tal celebración como 'el Rey del haba' (le Roi de la fave). Julio Caro Baroja recoge, en su obra El Carnaval, dos testimonios del siglo XII sobre el Roscón de Reyes o el Rey de la Faba en España. El primero corresponde al Reino de Navarra, donde en 1361 se designaba Rey del Faba al niño que encontraba el haba en el roscón (como en la actualidad); el segundo testimonio corresponde a Ben Quzman, poeta andalusí, quien en su Cancionero describe una tradición similar con una torta (hallón o hallullo, vocablo que permanece en Granada) en el año nuevo, que contenía una moneda. Tradiciones ambas que se han conservado durante siglos.
En Francia un cocinero, con ganas de contentar al pequeño rey Luis XV, introdujo como sorpresa en el roscón una moneda de oro (algunas fuentes indicaban que fue un medallón de oro y rubíes). Evidentemente, a partir de aquel momento la moneda adquirió más valor simbólico que el haba, convirtiéndose en el premio deseado, mientras que nadie quería que le tocase la famosa legumbre.
Dura De Chaleco Elegante Solapa Adelgazan Hombres 2018 Marca El R Marineblau Mode Boda Slim Del Mangas Individual 4 Fit West Sin Juego F Aunque la tradición de comer el roscón y todo lo que conllevaba ya era conocida en España, Felipe V trajo la nueva modalidad de introducir una moneda como premio (que con los años se cambió por una figurita de cerámica) a la vez que el haba en el postre se había convertido en un símbolo negativo.
Algunas fuentes históricas apuntan que, durante un tiempo, la costumbre de introducir un haba desapareció, volviendo a reaparecer a mediados del siglo XIX, siendo escogida la tradicional fecha del día de Reyes para ser degustado y creando alrededor de este riquísimo dulce toda una parafernalia en la que el afortunado al que le salía la figurita era coronado como el 'rey de la fiesta' y al que le salía el haba debía pagar el postre, a la vez de ser nombrado por todos como el 'tonto del haba' (origen del famoso insulto 'tontolaba'). Es decir, que cada tradición tiene su peculiar origen.